En la Parte I de esta serie sobre Javier Milei, compartí algunos datos del FMI que mostraban una gran disminución en el gasto correspondiente al gobierno (sector público) en Argentina.
Me centré en el gasto total (nacional, provincial y local) por dos razones:
- Es la única información que tenía en inglés (mi capacidad para navegar en sitios web en español es incluso más débil que la comprensión de economía de Thomas Piketty).
- Quería asegurarme de que el progreso de Milei no fuera simplemente el resultado de trasladar el gasto al nivel provincial o local.
La columna de hoy se centrará específicamente en la política fiscal del gobierno central, ya que ayer recibí una excelente presentación de Iván Cachanosky, un economista argentino.
Aquí están dos de los gráficos que compartió Iván, comenzando con una comparación del superávit fiscal de 2024 con los déficits habituales de los siete años anteriores.

Dado que la variable fiscal más importante es la carga total del gasto gubernamental, normalmente no me obsesiono con si hay un superávit o un déficit presupuestario.
Pero Argentina ha sufrido periódicamente crisis fiscales y ha recibido numerosos rescates del FMI, por lo que es un país donde es muy importante lograr el equilibrio fiscal.
Lo que hace que Milei sea tan impresionante es cómo logró un presupuesto equilibrado.
Aquí hay un segundo gráfico. Observen la parte inferior de la columna “Var ia. Real”, que muestra el cambio ajustado por inflación en diferentes categorías de gasto gubernamental entre 2023 y 2024.

Como puede ver, Milei ha aplicado una motosierra al presupuesto del gobierno central.
La conclusión es que el progreso fiscal de Argentina es el resultado directo del esfuerzo agresivo y exitoso de Milei por reducir el presupuesto del gobierno central.